Nueve de cada diez clientes (91%) consideran muy o bastante importante el espacio de baño y su estado a la hora de valorar un hotel, un dato que se sitúa en el 88% cuando se trata de recomendarlo.
La limpieza, con un 42% de adhesión, se sitúa al frente de los motivos para valorar satisfactoriamente un baño. A continuación se encuentra el gusto personal (25%), seguido de la amplitud (21%) y de la comodidad y el confort (17%). Por otro lado, el tamaño y la antigüedad del baño son los principales motivos de descontento.
El desgaste por el tiempo es la principal causa de reforma. Y es que en dos de cada tres reformas (65%) realizadas en los baños de un hotel, la obsolescencia fue el motivo que la puso en marcha. Conviene tener en cuenta que el 70% de los 14.822 establecimientos que componen el parque hotelero español se construyeron antes del año 2000. Por ello, el 55% de ellos ya han acometido obras de remodelación en los baños de las habitaciones, habiéndose realizado el 92% de ellas entre el año 2000 y el 2014. La frecuencia media de reforma en los baños de los hoteles es de 8,6 años, casi tres veces más que en el ámbito de los baños domésticos.
A la obsolescencia le siguen a distancia como desencadenantes de una reforma la mejora del confort (24%), las cuestiones estéticas (20%) y el mantenimiento de la categoría del hotel (14%).
En más de cuatro de cada cinco hoteles (83%), la reforma en el espacio de baño ha afectado a dos o más elementos principales de la estancia (inodoro, bidé, bañera/plato de ducha o lavabo). Le siguen el cambio de accesorios del baño (36%), la sustitución de la mampara, el pedestal, la grifería y/o el mueble (35%) y, por último, el cambio de un único elemento de todos los principales del baño mencionados anteriormente (20%).
El baño, sinónimo de status
El protagonismo que este espacio tiene en las pernoctaciones de los clientes en un hotel se hace aún más patente al comprobar que para cuatro de cada cinco clientes el baño de la habitación aporta estatus y categoría al establecimiento hotelero. La presencia de bidés, bañeras y mamparas se incrementa con la categoría del hotel.
Así, los hoteles de dos estrellas cuentan con baños sencillos integrados por lavabos con pedestal (100%), inodoros de tanque bajo de gama económica (100%), bidés (47%) y plato de ducha (50%) o bañera (50%). El mueble sólo está presente en el 3% de los baños de esta categoría.
Por su parte, en los establecimientos de cinco estrellas, se apuesta por la separación de espacios de tal forma que el inodoro (100%) y el bidé (77%), ambos suspendidos, están aislados del resto de elementos con paneles o paredes. De esta forma, se reserva un espacio para la bañera, elemento estrella de la estancia: un 92% de los hoteles de esta categoría cuenta con este producto, en muchos casos, concretamente un 60%, con hidromasaje.
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